Gustarse o no gustarse. ¡Esa es la cuestión! (S. Arroyo)
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Luego de realizar tantas comparaciones, se me ocurrió que se pueden clasificar las relaciones íntimas de diversos modos, y cada una tiene sus indicadores astrológicos. Para realizar la labor en la que se brinda consejo, tal vez sea útil categorizar la relación que se está considerando (al menos, en nuestra propia mente) a fin de aclarar qué está sintiendo esa persona.
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La persona del tipo Uno es ésta: 'Me gustas (te amo) pero muchas cosas tuyas no me gustan'. Eso equivale a decir que el centro, el yo, está muy bien, pero lo periférico no. Traducido al lenguaje astrológico, puede haber algunos aspectos agradables entre el Sol, Luna, Ascendente, y tal vez Júpiter o Venus también, algo muy positivo que revela un afecto recíproco, pero también están todos esos pequeños aspectos irritantes de los dos mapas, como Marte en cuadratura con la Luna, Mercurio en cuadratura con Saturno, etc. En un caso cómo este, es probable que uno no deba tratar de vivir con esa persona.
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La persona del tipo Dos es ésta: 'Me gustan (amo) muchas cosas referidas a ti, pero, realmente, ¡Tú no me gustas, no te amo! Desde luego, esto llega a ser apabullante cuando finalmente se descubre, después de haber mantenido con alguien una relación durante mucho tiempo. Raras veces las personas admiten esto a los demás; ni siquiera lo hacen consigo mismas; pero, en realidad, esto es muy común, en especial en esas relaciones de conveniencia sexual, o de manejo sexual de la otra parte, en las que concretamente a uno le gusta el cuerpo, o el modo de ser, o la manera de gastar dinero en uno, por parte de la otra persona, pero en lo concreto, a uno no le gusta. Esta clase la afrontan también a menudo las personas de tipo mercuriano, que se interesan fácilmente por lo periférico de una persona, hasta que, a su tiempo, se aburren y descubren que la persona en sí ya no las atrae para nada. Sabemos que se produjo esta clase de relación cuando, de repente, alguien que nos amó largo tiempo, nos grita: '¡Estoy tan hastiada de ti!'. Astrológicamente, en esta clase de relaciones encontramos numerosas incompatibilidades entre Sol, Luna y/o Ascendente, aunque numerosos factores menos centrales tal vez armonicen muy bien.
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La persona del tipo Tres es sencilla: 'No me gustas ni me gustan muchas cosas tuyas'. Evidentemente, uno no quiere mayores tratos con esa persona. El lenguaje astrolófico revelará inevitáblemente, en esta clase de comparación, muchas tensiones y muchos conflictos evidentes, o algunos aspectos extremadamente inmediatos de rechazo que abarcan a Saturno o Plutón; o tal vez uno tenga a ambos.
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La persona del tipo Cuatro es rarísima, y aunque la astrología reflejará semejante compatibilidad si uno tiene tal relación, en realidad no la explicará por completo. La persona del tipo Cuatro es ésta: 'Me gustas (te amo) y me gustan (amo) muchas cosas tuyas'. En estos casos tenemos el centro y la totalidad (vamos tipo Bridget Jhones, la del diario; es que yo suelo ver las películas con bastante retraso y me refería a la primera parte); tenemos dos sistemas de relación enteramente solares. No digo que estas personas estén de acuerdo en todas las minucias; invariablemente hay diferencias, pero esas dos totalidades se funden con una especie de magia extraordinaria. La comparación de mapas reflejará inevitablemente muchísima corriente de energía positiva y armoniosa, pero es el único modo de que esas dos personas interactúen, y 'marchen juntas' por la vida, lo cual hace que todo funcione. Y yo diría que nadie podría predecir semejante resultado valiéndose solamente de un estudio de comparación. En la vida hay factores mayores que tienden a ser inexplicables, como el Karma, la Magia, el dharma, un sentido del deber, un sentido de misión, etc. Debe ser por esto que es más fácil predecir en la vida las cosas difíciles que predecir las cosas verdaderamente extraordinarias, grandes y bellas.
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Luego de realizar tantas comparaciones, se me ocurrió que se pueden clasificar las relaciones íntimas de diversos modos, y cada una tiene sus indicadores astrológicos. Para realizar la labor en la que se brinda consejo, tal vez sea útil categorizar la relación que se está considerando (al menos, en nuestra propia mente) a fin de aclarar qué está sintiendo esa persona.
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La persona del tipo Uno es ésta: 'Me gustas (te amo) pero muchas cosas tuyas no me gustan'. Eso equivale a decir que el centro, el yo, está muy bien, pero lo periférico no. Traducido al lenguaje astrológico, puede haber algunos aspectos agradables entre el Sol, Luna, Ascendente, y tal vez Júpiter o Venus también, algo muy positivo que revela un afecto recíproco, pero también están todos esos pequeños aspectos irritantes de los dos mapas, como Marte en cuadratura con la Luna, Mercurio en cuadratura con Saturno, etc. En un caso cómo este, es probable que uno no deba tratar de vivir con esa persona.
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La persona del tipo Dos es ésta: 'Me gustan (amo) muchas cosas referidas a ti, pero, realmente, ¡Tú no me gustas, no te amo! Desde luego, esto llega a ser apabullante cuando finalmente se descubre, después de haber mantenido con alguien una relación durante mucho tiempo. Raras veces las personas admiten esto a los demás; ni siquiera lo hacen consigo mismas; pero, en realidad, esto es muy común, en especial en esas relaciones de conveniencia sexual, o de manejo sexual de la otra parte, en las que concretamente a uno le gusta el cuerpo, o el modo de ser, o la manera de gastar dinero en uno, por parte de la otra persona, pero en lo concreto, a uno no le gusta. Esta clase la afrontan también a menudo las personas de tipo mercuriano, que se interesan fácilmente por lo periférico de una persona, hasta que, a su tiempo, se aburren y descubren que la persona en sí ya no las atrae para nada. Sabemos que se produjo esta clase de relación cuando, de repente, alguien que nos amó largo tiempo, nos grita: '¡Estoy tan hastiada de ti!'. Astrológicamente, en esta clase de relaciones encontramos numerosas incompatibilidades entre Sol, Luna y/o Ascendente, aunque numerosos factores menos centrales tal vez armonicen muy bien.
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La persona del tipo Tres es sencilla: 'No me gustas ni me gustan muchas cosas tuyas'. Evidentemente, uno no quiere mayores tratos con esa persona. El lenguaje astrolófico revelará inevitáblemente, en esta clase de comparación, muchas tensiones y muchos conflictos evidentes, o algunos aspectos extremadamente inmediatos de rechazo que abarcan a Saturno o Plutón; o tal vez uno tenga a ambos.
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La persona del tipo Cuatro es rarísima, y aunque la astrología reflejará semejante compatibilidad si uno tiene tal relación, en realidad no la explicará por completo. La persona del tipo Cuatro es ésta: 'Me gustas (te amo) y me gustan (amo) muchas cosas tuyas'. En estos casos tenemos el centro y la totalidad (vamos tipo Bridget Jhones, la del diario; es que yo suelo ver las películas con bastante retraso y me refería a la primera parte); tenemos dos sistemas de relación enteramente solares. No digo que estas personas estén de acuerdo en todas las minucias; invariablemente hay diferencias, pero esas dos totalidades se funden con una especie de magia extraordinaria. La comparación de mapas reflejará inevitablemente muchísima corriente de energía positiva y armoniosa, pero es el único modo de que esas dos personas interactúen, y 'marchen juntas' por la vida, lo cual hace que todo funcione. Y yo diría que nadie podría predecir semejante resultado valiéndose solamente de un estudio de comparación. En la vida hay factores mayores que tienden a ser inexplicables, como el Karma, la Magia, el dharma, un sentido del deber, un sentido de misión, etc. Debe ser por esto que es más fácil predecir en la vida las cosas difíciles que predecir las cosas verdaderamente extraordinarias, grandes y bellas.
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sabbat -
PaquiLou -